En tan sólo una década (del 2000 al 2010) México aumentó 22% los impuestos en el mercado laboral, que lo ubica como el segundo país que más ha crecido los costos para emplear -después de Corea- dentro de las economías que agrupa la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), destacó el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
En contraste, Israel ha quitado obstáculos fiscales en 25%, España y Turquía han eliminado impuestos al sector formal en 5%, refirió el organismo privado con datos de la OCDE.
Al sostener que el mercado laboral en México está “enfermo”, Manuel Molano, director adjunto del Imco, urgió a emprender la reforma laboral, dado que apenas 32.8% de los trabajadores en el país aporta a los sistemas de seguridad social y pagan impuestos. El resto se ubica en la informalidad.
Molano explicó que la poca aportación se debe a que la formalidad implica pagar impuestos y la seguridad social.
RUTA CON OBSTÁCULOS
Sin embargo, las personas enfrentan una serie de obstáculos para trabajar en el sector formal: impuestos al trabajo; seguridad social (impuesto puro); mala capacitación para el trabajo; horarios poco flexibles; pocos puestos de trabajo disponibles; poco incentivo a incorporar a grupos de personas con capacidad diferente; seguridad social costosa y de poco beneficio.
El directivo del Imco agregó que las empresas también enfrentan complicaciones para contratar como es el desfase entre salarios y productividad; las relaciones sindicales; liquidaciones futuras de los trabajadores; incertidumbre en la regulación; nuevos gravámenes, y seguridad social costosa con poco beneficio.
Es por ello que las reformas propuestas a la Ley Federal del Trabajo van en el camino de quitar obstáculos a quien necesita un empleo u ofrece un empleo, además de que se requieren futuras reformas a la seguridad social.
Los investigadores del Imco han reiterado en diversas ocasiones que las derivaciones de la reforma laboral pueden significar entre 2 y 3% de crecimiento al año, puesto que habría topes a los salarios caídos y juicios laborales expeditos, factor que ahoga a las empresas.
Molano pugnó por una reforma que genere equilibrio entre sindicatos y empresas, así como menores obstáculos para terminar la relación laboral entre patrón y empleado.
“Al tener tiempos predecibles para los juicios laborales, habría menor incertidumbre a la inversión nacional y extranjera”, aseveró.
Fuente: El Economista