lunes, 5 de abril de 2010

LA PRÓXIMA OLA DE INFLACIÓN EN EU

Los economistas debaten si los precios van al alza o a la baja, pero los números apoyan lo primero; esto tiene su lado positivo (baja en la deuda) y negativo (por una menor capacidad de compra).

Si la economía estadounidense está en un ambiente inflacionario o deflacionario suena a que debería ser una pregunta fundamental y bien planteada. Pero dada la crisis financiera sin precedentes, la respuesta está sujeta a intenso debate entre los economistas.

La creación de proyecciones económicas está lejos de un proceso científico, así que no es ninguna sorpresa encontrar argumentos válidos en ambos lados de la pregunta. Los economistas que tienen razón ayudarán a los inversionistas a crear rendimientos en los próximos tres años.

La inflación puede ser algo positivo o negativo, dependiendo de su nivel y su duración en nuestra economía. El principal factor negativo asociado con la inflación es una caída en el poder adquisitivo del dinero, y por lo tanto, de los consumidores. En casos extremos, los consumidores comienzan a acumular reservas si temen que los precios sigan creciendo de forma agresiva y continua. Lo positivo de la inflación es la disminución del valor real de la deuda, o esencialmente la proporción de alivio de la deuda misma.

¿Cómo podemos medir el nivel y la duración de la inflación para saber si será positiva o negativa? En términos básicos, la inflación es un aumento en los precios de los bienes y servicios básicos en cierto lapso de tiempo. En Estados Unidos, el Gobierno generalmente lleva registro de la inflación empleando el Índice de Precios al Consumidor de Estados Unidos (CPI por sus siglas en inglés).
Además de medir la inflación, el CPI también se usa para fijar tasas de ingresos para más de 80 millones de personas o programas de derechos. 48 millones de personas en seguridad social, 22 millones de personas que reciben cupones de comida, y 4 millones de jubilados civiles cuentan con beneficios asociados al CPI.

Cuando la inflación aumenta, también lo hacen sus beneficios. Estos pagos están entre las obligaciones no defensivas más grandes en el presupuesto federal. No es ninguna sorpresa que el Gobierno tienda a subestimar la inflación y ha cambiado la forma en la que se calcula el CPI nueve veces desde 1996.

Otra métrica común de la inflación es la central de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que se emplea para medir la inflación en general. La Fed excluye los precios de alimentos y energía para suavizar la volatilidad a corto plazo. Con base en información gubernamental, la compra de comida y energía representa el 36% del promedio del presupuesto del consumidor. La gráfica de inflación del Banco Central estadounidense podrá lucir linda y sutil, pero probablemente no es el mejor indicador de cómo se siente tu billetera cuando pagas las cuentas o compras tu despensa.

Así que las medidas convencionales de la inflación son, en el mejor de los casos, imperfectas. Esto puede envalentonar a los economistas que discuten sobre la idea de que estamos en un ambiente inflacionario. Argumentan que nuestra economía es demasiado floja para ser inflacionaria.

Con una tasa de desempleo de 9.7% en febrero (la peor desde 1983), y la utilización de capacidad en 72.7% (7.9% por debajo del promedio de 1972 a 2009), el pensamiento general es ¿qué se puede inflar? Si el empleo y la utilización de la industria están bajos, también lo están la oferta y la demanda que ayudan a fijar los niveles de los precios. Entonces, ¿se pueden inflar los precios?

A pesar de este argumento, y sobre todo por las tendenciosas y agresivas políticas monetarias en Estados Unidos y en el resto del mundo, creemos que sí hay inflación, y ésta crecerá mientras la soltura en las economías globales comienza a apretarse. Las medidas de inflación para las naciones más fuertes en todo el mundo apoyan nuestras conclusiones: la mayoría de los países del G20 está presentando tasas de inflación más altas de lo normal.

Mientras que tomamos en cuenta algunos puntos con los cálculos de la inflación del Gobierno estadounidense, incluso los economistas federales han informado precios inflacionarios este año. El CPI de enero llegó en 2.6%, y febrero lo tuvo en 2.1%. Esperamos que las cifras de marzo aceleren incluso más.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos y los mercados de divisas también han mostrado señales de inflación desde hace meses, con el dólar arriba y el precio de los bonos del Departamento del Tesoro abajo. También, como recientemente informamos a nuestros clientes, los cambios de las tasas de interés fijas comparadas con las flotantes se volvieron negativas por primera vez en 10 años.

Esto significa que los inversionistas están apostando agresivamente a que crezcan las tasas de interés, porque la Reserva Federal, a medida que se preocupa cada vez más sobre la inflación, tiende a aumentar las tasas de interés en vez de intentar frenarlas.

En el mercado del Departamento del Tesoro, los bonos que emite a 30 años ya pasaron de proporcionar un rendimiento de 3.73% a uno de 4.72% en el último año. Este incremento ocurrió también en los bonos del Departamento del Tesoro a más corto plazo (la curva de rendimiento más próxima). Todos estos aumentos ocurrieron a pesar del hecho de que la Fed haya mantenido su tasa en 0 a 0.25%. En otras palabras, el rendimiento de los bonos ya está presentando inflación.

Finalmente, en la tabla que aparece abajo, trazamos el Índice de Precios Industriales Comerciales durante el último año, el cual muestra el precio de valores clave que se emiten en la producción industrial. La tabla está arriba a la derecha gritando que hay inflación. La inflación de valores probablemente hará que China genere su primer déficit comercial en seis años en marzo (¡!).

Fuente: cnnexpansión

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